
En ocasiones esos pequeños detalles aparentemente absurdos, esos que se acumulan y que no resultan canjeables en ninguna parte, los que se quedan tatuados en la memoria. Una frase, una sonrisa, un instante de complicidad.
El tiempo sigue su curso, los ríos de la consciencia se multiplican. Mirás atrás y un recuerdo salta. Lo mirás, sonreis. Un pequeño detalle al que incluso no le diste tanto valor como ahora observas. Mirás de nuevo, salta otro.
Y las páginas de tu vida se llenan de matices. Detalles que son sólo tuyos. Los compartis, pero son tuyos. Sos vos quién fue capaz de apreciarlos y quedarte con ellos.
El tiempo sigue su curso, los ríos de la consciencia se multiplican. Mirás atrás y un recuerdo salta. Lo mirás, sonreis. Un pequeño detalle al que incluso no le diste tanto valor como ahora observas. Mirás de nuevo, salta otro.
Y las páginas de tu vida se llenan de matices. Detalles que son sólo tuyos. Los compartis, pero son tuyos. Sos vos quién fue capaz de apreciarlos y quedarte con ellos.
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