
Somos cristales, nos podemos romper, nos pueden romper, podemos caer, y salir ilesos, lo mismo que caer, y poblar el suelo de trocitos de dolor..y ya no estamos. Si tiene que pasar, que pase, no importa demasiado, si hay que aguantar entera para luego caer al suelo..se aguanta y luego se cae, es el orden, aunque el desorden tampoco altera el resultado, porque todos acabaremos siendo pedacitos de este juego, fichas en el tablero, que ganan o pierden, pero que de hecho están en el tablero, y sólo por eso, algo merecieron, algún dolor, algún beso, alguna traición, y algún exceso..necesitamos corrernos del tablero antes de rompernos, porque sino nos quedará la espina del asunto pendiente, y eso no lo queremos, nos queremos romper cuando creamos que es el momento, pero a veces el momento nos quiere romper antes de lo que toca, o antes de que creamos que nos toca..da igual, esto es una historia ya escrita.
Por otra parte, a veces somos ojos, y no cristales, y tenemos complementos que nos ayudan a ver las cosas, tenemos complices, pero no nos gusta lo que vemos, y queremos rompernos los propios ojos, a veces somos idiotas, o soy idiota, y lo único que había que hacer, era aprender a mirar..
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