En ocasiones, podemos hacer que pasen cosas. Otras veces, la casualidad nos brinda la oportunidad de forzar que pasen, lo que provoca una extraña satisfacción. Pero, por lo general, las cosas simplemente pasan.
No obstante lo anterior, no sería muy aventurado afirmar que va a ser dificil encontrar a quien no se haya planteado en ninguna ocasión el por qué y/o el cómo pasa lo que pasa.
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